Siempre

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viernes, 2 de diciembre de 2016

¡Ah jijo!

¡Ah jijo! (expresión que denota sorpresa y azoro), ni me había dado cuenta del montón de meses que no escribía por aquí. Pretextos muchos; trabajo, distracción, otras creatividades y hasta otros blogs, mortificaciones a lo ahí se va etcétera etcétera...
Pero no hay pretexto que valga ni buey que lo aguante cien años... ¿o eso es mal que dure cien años? Lo cual me lleva a todo lo que ha pasado y este abandonado blog sin enterarse: se murió Fidel Castro, ganó Trump las elecciones en Estados Unidos.. un año muy raro. Hasta el gordote Carstens se nos va (perdón, es que desconozco el término políticamente correcto. ¿Minusgástrico? ¿Persona con capacidades bariátricas distintas?). Hasta en el clima ha sido suigéneris este año. Lo malo es que el Peje no entiende y ahí sigue... Unos con poco trabajo, otros sin trabajo de plano.
En mayo me fui a la boda de mi sobrina adorada, que se casó con su adorado y fue una fiesta adoradísima. Ya que cruzamos el Atlántico para ir pues aprovechamos de conocer países ignotos para nosotros, como el vasco, por ejemplo. Esa fue la felicidad del año. Todavía me estoy saboreando uno que otro bacalao, algún pulpo horneado de Murcia y muchos abrazos.
Y de repente es diciembre de nuevo. La rutina es asesina, nos hace decir "otra vez es viernes; de nuevo es lunes; otro día más; una semana menos" sin ánimo de mucho. Detesto la rutina. Por eso la voy a romper, cual piñata decembrina. Nomás no se espanten de mis decisiones, que conste que avisé para que no les den infartos ni abortos repentinos y me echen la culpa.
Y las tristezas, que por más que quiere una ver para otro lado, pensar distinto, ahí están. A ellas no puedo golpearlas en recreo ni ponerles apodos para borrarlas de mi mente. ¿Por qué le pasan cosas tan malas a la gente buena, generosa, amorosa? Una caca, pues.
Con este espíritu navideño sólo quería vaciar unas palabrejas por aquí, que luego salen con que su página ya valió gorro por inactividad.



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